miércoles, 28 de diciembre de 2011

Pastel Salado


¡Feliz Navidad a todos! Sé que llego un poco tarde pero… he venido lo antes posible y es que entre preparar los regalos, la cena de Nochebuena y acudir a las varias comilonas familiares no me había podido pasar por el blog para desearos una feliz Navidad. Pero como todavía estamos ahí entre Fin de Año y Reyes creo que llego a tiempo.

Antes que nada, no quisiera quedarme sin enseñaros el regalo que me ha hecho mi amigo invisible que hemos organizado entre el grupo de compañeros de la universidad:

Sí, 50 fichas de postres, muchos de los cuales tengo ganas de probar como la Creme Brulé, la crepe Suzzet, los parfait que me resultan muy apetecibles… Bueno, 50 postres en total que se dividen en categorías varias como clásicos, cremosos, con fruta (que son un poco más light y ¡menos mal porque algunos cuando lees el aporte calórico te echa para atrás!), refrescantes… Total, que un regalo de lo más interesante y, además, acertó no solo por el contenido de la cajita sino por la cajita en sí, con foto de cerezas, una de mis frutas favoritas junto con la granada. Es que como la fruta de temporada que solo puedes comer unos meses al año... no hay nada. Es un "placer" esperar a que sea su tiempo de nuevo y disfrutarlo en las mejores condiciones.

Bueno y vayamos a lo que nos interesa de este post que es la receta y no mis gustos "frutales" que empiezo a desvariar y no paro... Hoy os traigo un pastel salado que hemos preparado para la “sección” de canapés en la mesa de nochebuena. Existe también una versión con salmón, pero como a mí el salmón ahumado no me va mucho.... Cocinado el salmón me encanta pero así me cuesta mucho acercarme a él; el sabor es demasiado fuerte para mi gusto.

Para este brazo hemos utilizado un pan de molde muy largo, que compramos en Makro y que facilita bastante el trabajo ya que no tenemos que preocuparnos por juntas que queden separadas y demás. El relleno es el de un brazo de gitano salado que prepara mi madre pero que hemos pensado hacer así. La decoración, si he de ser sincera, la hemos copiado de los pasteles salados de la pastelería de El Corte Ingles.

INGREDIENTES

Para la crema de untar:

Queso crema normal

Queso crema a las finas hierbas

Mayonesa

Para rellenar:

Alcaparras

Atún

Jamón cocido en finas lonchas

Lechuga en juliana.

Surimi rallado.

Para decorar:

Gambas o langostinos cocidos

3 o 4 huevos duros (según el tamaño del pastel)

(Es difícil dar una cantidad exacta de los ingredientes ya que se hace “a ojo” y dependerá del número de personas.)

PREPARACIÓN:

1. Preparamos una mezcla con queso crema normal (algo más de media tarrina de 350g), queso finas hierbas (la tarrina de 150g entera) y 6 o 7 cucharadas soperas de mahonesa (nosotros utilizamos la de la marca ligeresa porque nos gusta el toque avinagrado que tiene). Si queremos que la mezcla quede más ligera añadiremos más mahonesa. Esto es en nuestro caso, dependerá del número de comensales, si es como canapé o como ración individual... Nuestro pan estaba cortado a la medida de la bandeja, es decir, medía 31 cm de largo.

2. Untamos la primera rebanada de pan (en nuestro caso es un pan de molde muy largo adrede para canapés pero se puede hacer con el normal intentando unir con cuidad de que no se desmonten las lochas) con la mezcla y repartimos el surimi (que cubra pero que tampoco tape todo el pan), unas cuantas alcaparras y lonchas de jamón. Para la siguiente capa untaremos el pan por los dos lados. Para el lado que estará en contacto con la capa anterior pondremos menos cantidad de crema.

3. En la siguiente capa repetimos pero en vez de surimi ponemos atún.

4. en esta capa pondremos surimi, alcaparras, la lechuga picada finamente y otra capa de jamón.

5. en la cuarta y última capa repetimos el relleno de la primera (o cualquier variante que nos guste), tapamos con otra rebanada de pan y decoramos.

DECORACIÓN: Untamos el resto de la crema por todo el pastel de modo que tanto los bordes como la parte de arriba estén cubiertos con una ligera capa. Rallamos los huevos duros y cubrimos el pastel con ellos. El huevo, gracias a la crema, se pegará muy fácilmente. Rematamos con unos langostinos cocidos pelados por la parte de arriba y algo de lechuga para decorar la bandeja.

Espero que os haya gustado la receta, a nosotras nos gustó mucho porque queda muy jugoso y, sobre todo, muy vistoso (queda bastante alto también). Es, además, muy refrescante. Lo hicimos un par de días antes y, el día de navidad que nos comimos el poco que quedó, estaba todavía más bueno que la noche anterior así que recomendamos hacerlo con un par de días de antelación.

Creo que es una buena opción para los entrantes de Nochevieja ya que se puede poner en el medio de la mesa e ir cortando porciones como cada uno quiera, o bien servir el plato como entrante con una porción para cada comensal. Otra posible presentación sería hacer pastelitos individuales del ancho de media rebanada de pan de molde, que bien seguro quedarían muy cucos cada uno con su cubierta de huevo y su langostino.

¡Buen provecho!

P.D: por si no vuelvo antes del día de Año Nuevo aprovecho también para felicitaros el año con este post.


domingo, 18 de diciembre de 2011

Galletas de mantequilla

Este sábado pasado vino un pequeño caleidoscopio de visita, mi prima pequeña. Teníamos un plan de chicas: hacer galletas decoradas con chocolate y merendar con nuestra familia, algo muy apetecible cuando viene el frío del invierno y la cocina queda calentita con el horno.... Lo pasamos muy bien cortando las galletas, mirando a ver con qué mini formas – trajo unos cortadores chiquitines que eran muy graciosos- aprovechábamos los huecos que dejaban las galletas grandes… fue muy divertido, la verdad. Nunca había “cocinado” con ella y fue una experiencia diferente y descubrí que es cierto aquello de que a los niños les gusta la cocina y mancharse de harina.

¡Ah! Y tenía, literalmente, mariposas en el estómago porque uno de los cortadores tenía esta forma e hicimos muchas, muchísimas. Y como son tan “monas” pues me zampé un montón.

Me metí bastante temprano en la cocina para preparar la masa para la tarde cuando viniera y es que, no sé por qué, ya me suponía que era bastante entretenida. Así fue. Aunque supongo que el hecho de que mi batidora sea bastante vieja también ayuda ya que acabé amasando a mano, pero como así es como se ha hecho toda la vida pues… más artesanales las galletas. No es para nada difícil pero es laboriosa y entretenida. Además, hay que tener tiempo por aquello de que hay que dejar enfriar la masa en la nevera.

Cuando por fin estaban ya horneadas decidimos decorarlas con chocolate blanco y con leche. Lo derretí, lo metí en los biberones y hasta ahí todo bien pero el problema empezó cuando ya habíamos decorado dos o tres… el chocolate empezó a ponerse muy duro y ya no salía por las boquillas… así que ahora estoy buscando algún método, o algo que se le añada al chocolate, que haga que no espese pronto pero que al final se haga duro… ¡Con lo bonitas que nos estaban quedado! Los patitos con ojitos y alitas, las flores con el centro de chocolate blanco… Mi idea era decorar las grandes con dibujos navideños, pero otra vez será. ¿Sabe alguien algún truco para evitar que se enfríe tan pronto el chocolate? Aparte de hacer esto en el mes de agosto, claro.

Las foto las hice conforme las sacaba del horno porque ella se llevó una buena parte y nos comimos otra… si otro día hago más ya actualizaré esta entrada con ellas.

La receta es la archiconocida del El rincón de Bea aunque la modifiqué un poco poniendo algo menos de harina, un poquito más de leche... pero ningún cambio relevante ya que, al ser la primera vez, no me la quería jugar. Supongo que, más adelante, conforme adquiera experiencia iré atreviéndome con variaciones en recetas.

INGREDIENTES

250 gr. mantequilla a temperatura ambiente

250 gr. azúcar glass

· 1 huevo XL a temperatura ambiente (¡Por fin puedo usar “mis” huevos!)

· 600 gr. harina tamizada

· 1 chorrito de leche para ligar la masa (en mi caso el equivalente a unas 6 o 7 cucharadas soperas)

· 1 cucharada sopera de extracto de vainilla (puede ser cualquier otro aroma)

(Blogger va fatal y hace lo que le da la gana con el tamaño y la tipografía)


PREPARACIÓN.

1. Batimos la mantequilla un par de minutos a velocidad media (en mi batidora) y vamos bajando lo que quede en las paredes con una cuchara hasta que quede esponjosa y suave.

2. Bajar la velocidad al mínimo y añadir poco a poco el azúcar glacé tamizado hasta que se integre bien, si hace falta despegamos lo que quede pegado al bol para que se integre todo bien, cosa que tardará un poco. Subimos la velocidad otra vez a “medio” y batimos, esto durará unos 3 minutos como mucho y la “masa” debe haber blanqueado, aumentado de volumen y estar esponjosa.

3. Bajamos de nuevo la velocidad al mínimo e incorporamos la esencia y el huevo ligeramente batido poco a poco y batimos hasta que haya se haya mezclado bien.

4. Ahora, a la velocidad más baja posible (o eso indica Bea en su blog), la mía es el mínimo porque mi batidora solo tiene 3 velocidades vamos añadiendo la harina a cucharadas (yo cambié las varillas por las de amasar). Cuando vamos llegando al final de la cantidad de harina se quedará la masa como si fueran migas, es entonces cuando añadimos el chorrito de leche (unas 3 cucharadas, 6 en mi caso). Si es necesario terminamos de amasar a mano como en mi caso.

5. Hacemos una bola con la masa, la partimos en 4 y estiramos (entre los papeles de horno, por ejemplo) cada uno de ellos por separado. Una vez estirada, lo llevamos a la nevera para que endurezca, nos sea más fácil cortar las galletas y no pierdan la forma al hornearlas (aunque también podemos, una vez cortada, llevar la bandeja unos 10-15 minutos más a la nevera).

Al igual que con la masa de las galletas para pistola he probado a congelar una parte de esta a ver qué tal queda para próximas hornadas.

NOTA: con respecto a la harina, yo use 50 gramos menos que la receta original y el doble de leche, y me gustó mucho la textura con la que salieron las galletas, así que supongo que, si las vuelvo a hacer, pondré estas mismas cantidades.

HORNEADO: en mi caso 8 minutos a 160-170º las grandes, 5 minutos las pequeñas (que eran diminutas). Probablemente en vuestro caso sean unos minutos más a 180 pero… ¡Cada horno es un mundo!


Me gustaron bastante estas galletas, sobre todo la textura tan crujiente que tienen, aunque, la verdad, prefiero las de la pistola, me gusta más su sabor, más intenso a mantequilla. Cuando pasan un par de días están mejor que recién hechas porque los sabores son más intensos y, contrariamente a lo que esperaba, están más “duritas”.

Creo que voy a probar con las cookies, que me gustan mucho en general, y me encantaría conseguir algún día la textura de unas que preparan en unas franquicias que hay en las estaciones de tren principales de Londres que, además de unos helados de nata enormes y magníficos, venden unas galletas… ¡Espectaculares! Crujientes pero a la vez con ese toque ¿”chewy”? (sinceramente, en español sería algo así como chicloso o gomoso pero creo que estas palabras tienen un significado demasiado negativo para describir algo que me gusta tanto), con grandes trozos de chocolate y frutos secos.

Estas galletas son un intento de las "Espirales de Nutella" que hizo Davinia de Cupcakelosophy, pero se le parecen más bien poco, posiblemente porque no refrigeré la masa una vez enrollada. En este caso lo único que hice fue untar con Nutella la masa, enrollar y cortar en rodajitas de poco menos de 1cm. Están muy buenas pero la próxima vez pondré más Nutella y apretaré un poquito más al enrollar.

Esta semana, para acompañar estas galletas, además de una taza de té rojo especiado (que contrasta muy bien con el dulce) os recomiendo la lectura de Viento del este, viento del oeste de Pearl S. Book, uno de mis libros preferidos desde que, hace muchos, muchos, años, me lo dio mi madre.

¡Un saludo y buen provecho!

martes, 13 de diciembre de 2011

Mermelada de calabaza

¿Os he dicho alguna vez cuánto me gusta la calabaza? Bueno, a los que me conocéis seguro que muchas, muchísimas veces y estáis acostumbrados a verme con mi “tuper” de calabaza asada para merendar o almorzar. Y es que la calabaza es un producto de muy bajo aporte calórico que, además, tiene muchas vitaminas y es un fantástico quita hambre debido a la cantidad de fibra que contiene, que hace que nos saciemos más deprisa.

Como iba diciendo… me encanta la calabaza: asada, en sopa, en crema/puré, añadida en pasteles varios… vamos que me gusta tanto en su versión dulce como salada pero lo curioso es que nunca había oído hablar de la mermelada de calabaza. ¡Yo! ¡A mí que me encanta! Y no sabía que se hacía mermelada. Era obvio que sí porque se hace de casi cualquier producto de temporada pero… no, no se me había ocurrido y un día, comiendo, mi abuelo la nombró y yo pregunté cómo se hacía. Y aquí me tenéis con esta receta de mermelada de calabaza. La hicimos (sí, en plural porque me echó una buena mano mi madre que yo en el tema mermeladas, conservas y demás ando un poco pez) el mismo día que hice las galletas del post anterior y la verdad es que es muy sencillo. Creo que no será la última mermelada casera que prepare porque me gusta mucho la idea de saber qué lleva lo que estoy comiendo y en este caso simplemente es calabaza y azúcar: ni conservantes, ni colorantes, estabilizantes…

Debo añadir que para mí es bastante fácil conseguir calabazas de buena calidad porque mis tíos, entre otros cultivos, las plantan y este año están saliendo buenísimas y muy muy dulces en las dos variedades. Así que la mermelada está dulce no solo por el azúcar sino por el propio alimento…¡Qué dulzor!

Bueno y ahora sin más dilación… los INGREDIENTES:

1 kg de calabaza pelada y en daditos.

500 de azúcar.

Canela en polvo al gusto (o una ramita)

Un chorrito de zumo de limón.

Un poquito menos de un vaso de agua.

Preparación.

  1. Ponemos todo en una cazuela a fuego medio unos 25-30 minutos, removiendo de vez en cuando. Cuando veamos que se ha deshecho la calabaza y quede una especie de crema densa, con hilitos, estará lista.
  2. El procedimiento que yo os indico es el rápido pero también hay otro modo más lento que sería dejar la calabaza pelada con el azúcar toda la noche para que fuese soltando jugos y diluyéndose.
  3. Para que la mermelada se nos conserve es muy sencillo: la introducimos en botecitos esterilizados, los tapamos bien y los metemos en una olla con un trapo en el fondo (para que el cristal no toque el metal) con agua que los cubra. Cuando empiece a hervir lo dejamos unos 20-30 minutos y ya tenemos lista nuestra conserva.

La textura de esta mermelada es más suave que la de otras muchas frutas, es más similar a una crema, y se parece mucho a comer calabaza asada con azúcar y canela solo que untada en el pan. Os la recomiendo.

CONSEJO: para quienes les guste utilizar calabaza asada en repostería (mi madre, por ejemplo, hace un bizcocho con calabaza como sustituto de la leche) pero les dé pereza estar asándola continuamente un buen consejo es asar una cantidad, sacar toda la pulpa y congelarla en bolsitas de la cantidad necesaria, de 250- 500g, por ejemplo.

P.D: mientras escribo este post me estoy comiendo un buen trozo de calabaza asada. Era de una enorme de la que comieron 8 personas y aún sobró. Veredicto: deliciosa.

¡Un saludo y buen provecho!

P.D2: En próximos posts más galletas y, al fin, algo salado.

miércoles, 7 de diciembre de 2011

Fuerzas galleteras armadas



¡Ay! Hoy por fin vuelvo a poder pasarme por aquí que llevo unos días con muchas cosas entre las clases, trabajos, estudiar ya... que no me da tiempo a nada, pero no quería descuidar el blog, así que aprovechando el puente me he puesto manos a la obra.

¡Mirad lo que me he comprado!

Sí, ¡Una pistola para hacer galletas! No sé cómo, ni cuando ocurrió. Pero de repente la vi en la ferretería de al lado de mi casa y todos los días al ir clase la pistola me miraba y yo, ¡le devolvía la mirada! La segunda historia de amor surge cuando la pistola mira a mi madre, mi madre le devuelve la mirada y dice: “y esas galletas ¿se hacen con ese aparatito?” (o algo así) y decidimos comprarla. Y yo doy saltos de felicidad porque me hace ilusión hacer galletas armada con una pistola. Está bastante bien y, además de las formas para galletas, lleva unas boquillas decoradoras que tengo también ganas de probar porque eso sí que no sé cómo será, con la manga pastelera me voy a aclarando y veo complicado usar la pistola pero es posible que sea mucho más sencillo de lo que imagino.

Ya la tenía desde hace unos días en casa así que ayer fue el gran día: ¿saldrán? ¿no saldrán? Aiss… había leído opiniones de todos los colores: que si se pegan, que si no salen, que si… Pero no importaba, yo quería probar a toda costa y la verdad es que quedaron… ¡EXCELENTES! El sabor mantequilla-vainilla es intenso y la textura es peculiar: se deshacen en mil miguitas al morderlas.

Ojala todos los ejércitos fueran de las fuerzas galleteras armadas y en vez de balas dispararan galletas…todo nos iría mejor. ¿O puede que no? Supongo que también sería un problema comer galletas a todas horas todos los días del año...

La receta la tomé del blog Kanela y Limón porque todas las recetas que había visto procedían de allí así que no dudé un instante y allí que me dirigí. No he hecho la medida entera, sino la mitad y me han salido unas 40 galletitas más un poco de masa suficiente para llenar otra vez la pistola que he probado a congelar para ver qué resultados da así. Así que, como veis, si hacemos la medida entera podremos regalar galletas a todo el barrio y que nos sobren para la hora del té/ merienda.

INGREDIENTES

170 g de mantequilla

125 g de azúcar

260 g harina

2 cucharadas soperas de leche

1 cucharada sopera de esencia de vainilla

1 huevo (L)

La preparación de la masa es muy sencilla, la voy a poner por puntos porque así es como yo me apunto siempre las recetas y resulta más fácil seguirlas:

1. Batir a velocidad máxima la mantequilla, que deberá estar a temperatura ambiente, con el azúcar hasta que blanquee y quede cremosa (unos 10 minutos aproximadamente).

2. Añadir la leche y la esencia de vainilla y batir un poco hasta que se integre.

3. Añadir el huevo (a temperatura ambiente también) y batir hasta que esté bien mezclado.

4. Añadir la harina tamizada junto con la levadura poco a poco. Yo en este momento cambié las palas de batir de mi batidora por las de amasar pero supongo que esto dependerá del modelo, la potencia… y he de decir que la mía es buena pero viejita ya. Al final hay que acabar de mezclar todo con la espátula.

5. Tendremos una masa cremosa pero fácilmente moldeable por lo que haremos cilindros (bueno, lo que a cada uno resulte más cómodo) e iremos introduciéndolos en la pistola.

6. ¿Cómo hacemos funcionar la pistola? Se supone que un tiro, una galleta pero en mi caso había algunas formas que necesitaban dos tiros. Hay que poner el aparato vertical, “disparar” y retirar de un movimiento seco.

NOTA: para la bandeja no hay que usar papel, ni engrasarla, ni tapetes de silicona porque la galleta no se adhiere a la superficie. Para que no se peguen a la bandeja nada más sencillo que soltarlas (o pasarlas a la rejilla) recién salidas del horno.

Hasta aquí llega mi aventura galletera de hoy. Creo que iré probando variaciones (con cacao, más harina, menos…) hasta encontrar una pasta de té que realmente me guste y me recuerde a esas de la caja metálica de toda la vida. Eso sí, no dudéis en poner un poco de mermelada en algunas antes de meterlas al horno porque están deliciosas ¡mis favoritas sin duda! Y se acercan bastante a las que la llevan de las cajitas. También podéis bañarlas en chocolate, coco o lo que tengáis por casa.

La aventura galletera que “prometí” en el post anterior no pudo ser por problemas logísticos, pero que espero poder realizarla algún día.

Prometo traer cosas saladas de nuevo (tengo algún proyecto en mente ya) porque he cogido carrerilla con el dulce y... sinceramente, el salado si está bueno es algo que me encanta (¡aunque a chocolatera golosa no me gana nadie!).

Ah! Casi se me olvidaba… un libro excelente para acompañar estas galletas con un buen té es Arráncame la vida de Ángeles Mastreta, un libro que me hicieron leer en la carrera y que me conquistó desde las primeras páginas con el entrañable personaje de Catalina.

¡Salud y buen provecho!

jueves, 24 de noviembre de 2011

Tortitas de domingo de lluvia

Hoy (bueno ayer ya un poco) por fin ¡sale el sol! Aunque debo confesar que me encanta la lluvia, los días nublados y las tormentas. Además, por un par de días he vivido con la sensación de que era invierno. Ahora ya no, este año el invierno no termina de venir nunca… ¡con las ganas que tengo yo!

Este domingo había tormenta. No dejaba de tronar, la noche anterior había ido al concierto de mi grupo preferido… no me apetecía demasiado salir de casa. Bueno, en realidad nos íbamos a quedar igual, pero, con ese tiempo, la excusa para no salir era perfecta. Así que, se vino mi chico y montamos un plan típico de domingo por la tarde en días de lluvia al que añadimos una merienda rica, rica que diría nuestro amigo Arguiñano: tortitas con helado de dulce de leche. (la foto no es muy buena pero entre que era de noche y que teníamos hambre… me vino justo para hacerla…)

Lo sé. Sé que estaréis pensando ¿tortitas? ¿Se molesta en subir una receta de tortitas? ¡Si todo el mundo sabe hacerlas! Yo os digo que todo el mundo no, porque cuando digo: he desayunado/merendado tortitas la gente pregunta: y ¿cómo las haces? Así que, dedico esta receta a todos aquellos que todavía no han probado a hacer tortitas en casa, porque una vez lo intentéis va a ser una de las recetas más sencillas que hayáis hecho nunca. Vayamos pues con la receta:

INGREDIENTES para unas 20 tortitas (dependerá del tamaño)

  • 200 g. de harina
  • 1 cucharada sopera de azúcar (al gusto, se puede poner más).
  • 1 cucharada sopera de aceite (yo uso de girasol).
  • 2 huevos (en mi caso XL porque, como ya sabéis, es lo que tengo, pero igual da)
  • 1 vaso de leche fría.
  • 3 cucharaditas de café de levadura química (tipo Royal)
  • 1 pizca de sal.

Yo lo hago con la batidora de brazo de toda la vida: primero pongo los ingredientes húmedos, les doy un batido para que se unan y después añado la harina con la levadura. Así es muy sencillo y rápido, pero si no, se puede hacer a mano también.

Para cocinarlas, lo más sencillo es, si tenemos, utilizar la plancha de asar (engrasándola de vez en cuando con un papel con aceite) porque se pueden hacer más a la vez y, además, quedan mucho más bonitas. Si no tenemos, con una sartén normal también se puede, ¡por supuesto! Se vierte, dando forma redondeada, un cacito de preparación (más o menos, según el tamaño que queráis que tenga la tortita) por tortita y se deja hasta que se dore por un lado, se le da la vuelta y cuando el otro lado esté doradito… ¡Tortitas listas!

El "acompañamiento", ya sabéis: mermelada, compota, nata, helado, chocolate, sirope de arce – ¡Dios mío! Este verano en Londres las probé con Maple syrup y eran una delicia junto a una buena bola de helado de vainilla (hay que reconocer que todo lo que hacían en el Baba’s estaba para morirse pero…)-. Yo aproveché para acompañarlas con helado de dulce de leche de la marca Häagen-Dazs que es un pecado, tan cremoso, tan dulce, tan… ¡TODO!

Por cierto, he pensado que cada semana voy a recomendaros un libro, que además ahora que “viene el frío” y los días son más cortos apetece leer algo junto a una taza de buen té (soy una loca del té y de las infusiones, tengo muuuuuuuchas variedades en casa para no aburrirme de siempre tomar lo mismo). Así el blog aúna gastronomía y algo de literatura, mis dos grandes aficiones. Esta semana he pensado en alguno de una de mis autoras de cabecera, Isabel Allende, pero como no quería que fuese el típico pues me quedo con Inés del alma mía, una preciosa historia de una mujer fuerte y luchadora.

Saludos

P.D: creo que este finde voy a meter mano en el mundo de las galletas... ya os contaré cómo termina mi aventura galletera... ¡Deseadme suerte!

miércoles, 16 de noviembre de 2011

Y de postre... ¡Cheesecake cupcakes!

¡Hola! Yo por aquí de nuevo… hoy os traigo una receta de cupcakes que hice el viernes y que salió ¡buenísima! Un éxito total y absoluto, lo que me hace muy feliz.

El viernes tenía un día muy ajetreado académicamente hablando y tenía que preparar cosas pero… por otro lado no quería hacer los cupcakes, aunque los dejara sin decorar, el día de antes. Así que me levanté bien temprano y empezó mi segunda aventura cupcakeril. Sí ¡la segunda! No es que es la primera saliera mal, porque estaban de rechupete, mis amigas hicieron de catadoras (yo y mi manía de que no quede nada sobrante en casa porque si no me lo como yo todo) y creo que les gustaron bastante. Rompí mano con la receta de Oreo de Alma de Objetivo Cupcake como muchas otras y la verdad es que fue, en mi opinión, muy fácil y el resultado espectacular…

¿Por qué no subo esa receta? Digamos que todavía no estaba muy ducha en el uso de la manga pastelera y no quedaron lo que se dice bonitos, bonitos. Pero estos sí. O al menos a mi me gustan. La opinión de mis compañeras de cena:

¡Qué postre más “cuqui” nos has preparado! Jajaja, ahí todo.

Bueno, a lo que íbamos, que empiezo a escribir y no paro, cómo se nota que estudio filología y que me encanta leer y escribir, porque es coger lápiz y papel o el teclado y ya no me despegan de ahí. Miento, se me despega de la silla si huele a chocolate a la taza. Si huelo chocolate a la taza, o la mínima posibilidad de que vaya a haberlo... bajo rauda y veloz a la cocina a ver qué están haciendo aunque por el aroma lo haya adivinado. ¡Soy un caso!

Después de este pequeño paréntesis…sigo con lo mío. Me levanté bien temprano, hice los cupcakes y preparé el frosting, así solo tenía que montarlo antes de irme a la cena y evitaría que la crema de queso estuviera muy caliente para comerla. Creo que el frosting de queso en frío está delicioso, si no lo está no es que esté malo pero pierde “encanto” en mi opinión.

¿Por qué Cheesecake cupcakes? Porque la combinación del frosting de queso con la mermelada que iba encima recordaba mucho a una tarta de queso con una base muy esponjosa.

Ahora, la receta. He utilizado la de vainilla infalible de Alma y lo es. Además puedes guardarla en un tuper para el día siguiente y se aguanta bien, porque dejé uno para decorárselo a mi chico al día siguiente y estaba muy fresco todavía.

INGREDIENTES para 8 cupcakes normales

· 100g. de harina.

· 100g. de mantequilla.

· 100g. de azúcar.

· 1 cucharadita de Royal.

· 2 huevos M

· 2 cucharadas de leche.

· 1 cucharadita y media de aroma de vainilla.

Batimos la mantequilla con el azúcar hasta que consigamos una textura cremosa. A continuación añadimos los huevos batidos con la vainilla y removemos. Mezclamos la harina con la levadura (el Royal) y lo incorporamos, en un par de veces, a la masa anterior. Mezclamos bien, añadimos la leche para que ligue, mezclamos de nuevo y ya tenemos la masa lista para hornear.

Con respecto al huevo, en mi casa siempre hay XL, si quiero M tengo que salir a comprar y tan temprano no había nada abierto así que me decidí a sustituir los 2 M por un XL y la verdad es que salió genial, así que… (la otra vez puse 2L que eran los que tenía mi abuelo y tampoco salió mal, más esponjoso podríamos decir pero no lo sé). Lo sé, tengo un problema con el tamaño de los huevos pero es que mi madre vende y los que trae a casa son ¡los más hermosos!

HORNEADO

Alma en su blog indica que horneemos a 180º durante 18 o 20 minutos, pero en mi horno (y esto me pasa con todo, incluso si no uso ventilador) los puse a 160º y en 13-15 minutos estaban listos (de hecho ¡casi se queman!). Así que os recomiendo que estéis muy atentos a vuestro horno porque es posible que caliente más (o menos) de lo que marca.

¡¡¡Otra vez no me han salido planitos!!! Estoy híperconvencida de que es por eso que os comento sobre el horno... la próxima vez probaré a 150-140º a ver si así...

FROSTING DE QUESO (yo usé la mitad)

· 125g. queso crema (yo usé uno del ALDI y quedó una textura genial).

· 60g. de mantequilla a temperatura ambiente.

· 300g. azúcar glas.

· Mermelada de albaricoque, melocotón, fresa... o la que más te guste.

Incorporamos en la batidora la mantequilla con el azúcar glas, tapamos con un trapo porque si no estaremos limpiando polvo blanco hasta el día del Juicio Final, y batimos a velocidad más baja primero casi un minuto y después subimos. Quedarán una especie de terroncitos de mantequilla-azúcar con mucho azúcar suelto y diréis: ¡Oh! ¡Adiós frosting de queso rico, rico! Como hice yo. Pero no, a continuación, incorporáis el queso crema, que le aporta mucha humedad y hace que todo ligue, y batís a buena velocidad no demasiado tiempo, el justo para que se integre porque si no se calentará la crema y se derretirá.

Yo puse la mitad de las cantidades más un poquito más de mantequilla y queso crema por si me quedaba corta, el azúcar glas mantuve la proporción a la mitad y la verdad es que ni me salió líquido, ni se cortó, ni nada. Además, pienso que si no hubiera añadido eso hubiera sido algo demasiado azucarado para mi gusto... pero nunca se sabe. Si se quedara líquido pues con añadir algo más de azúcar creo que estaría ya bien.

Para decorarlos simplemente hice una especie de "pinito" con la manga y luego con la cucharita, apretando un poco en el centro (no tengo espátula) hacemo el hueco para la mermelada. Luego puse una gominola y ¡listo! La idea principal era, si salían planitos, poner la mermelada en el centro, y poner el queso alrededor, ocultándola, pero como salieron con bulto pues... resbalaba la crema y quedaba muy poco profesional...

Bien. Espero que os guste esta receta tanto como a mí y que os animéis a hacerla los que todavía tienen miedo a los cupcakes porque creo que, aunque no tengas ganas de hacer el frosting, puedes incluso decorarlos con nata montada o trufa, que dan “menos trabajo”.

Por hoy ya me despido, que creo que he escrito demasiado y os vais a cansar de tanto leer… espero que os vayan gustando estas recetas que voy poniendo y que poco a poco iré ampliando. A los que me leéis, y probáis alguna de las cosas que aquí publico, si intentáis hacer algo y veis que no queda claro el paso a paso os ruego que me lo comuniquéis y así mejorar este punto.

Salud!

miércoles, 9 de noviembre de 2011

Arroz tres o cuatro delicias para llevar

Hola de nuevo. Hoy os traigo una receta que es también muy fácil de preparar. La preparé hace días pero no había podido publicarla todavía. Se trata de un arroz tres (bueno, tres, o las que quieras) delicias casero.

¡Una vez lo probéis no lo querréis comprado nunca más!

Esta receta me encanta y, como es tan fácil de preparar, me ha salvado la vida más de una vez ya que se puede preparar casi casi con lo que se tenga a mano, aunque yo, preferiblemente, no quitaría nunca la zanahoria ni los guisantes. Y es que esta receta combina el arroz con estas dos verduras que me encantan y utilizo para todo en la línea de las guarniciones irlandesas (ya se sabe: filete, zanahoria a rodajas, guisantes y patata, todo aderezado con mantequilla y pimienta), pero también en cremas, sopas…


(prometo que subiré mejores fotos a partir de ahora porque me gusta la fotografía pero en esto de hacérselas a la comida no estoy muy ducha)

Digo que me ha salvado la vida, aunque esto lo podríamos entrecomillar, porque sus ingredientes básicos son fáciles de conseguir y este verano me fui a estudiar inglés a Londres y la verdad es que me preparé bastantes platos de esto ya que combinan vegetales, arroz y algo de marisco y es un alimento más o menos completo. Además como se puede preparar con antelación era muy cómodo venir de clase y pensar que tenía algo rico esperándome.

Bueno, dejo ya de enrollarme y voy a lo que nos interesa, la receta.

Arroz tres (o más) delicias.

*Arroz de grano largo (yo suelo utilizar el Brillante porque así no se pasa si lo hago con antelación).

*Zanahorias.

*Guisantes.

*Chóped o pechuga de pavo o Jamón de York en daditos

*Gambitas peladas.

*Huevos para la tortilla.

*Sal

*Mayonesa, salsa de soja, agridulce… para aderezar.

Se pone a hervir el arroz tal y como indique el fabricante (ya que no es lo mismo el tipo brillante que un basmati normal o cualquier variedad que os guste ya que cualquiera que sea de grano largo va bien) y se añade la zanahoria cortada a taquitos pequeños. Cuando hierva de nuevo el agua se añade los guisantes (que con poco tienen suficiente) al arroz y dejamos que se haga tierno. En otra sartén salteamos con un poquito de aceite las gambas.

Cuando ya está todo preparado se juntan en una sartén todos los ingredientes y se le da una vueltecita al arroz (un ligero salteado) ya que así queda mucho mejor. Se añaden los taquitos de chóped y la tortilla en trocitos pequeños, que prepararemos en el momento de consumirlo ya que si lo dejamos preparado de un día para el otro es mejor hacer la tortilla en ese momento, y ya tenemos un plato fácil y sano. Yo suelo acompañarlo con un poco de Ligeresa porque es más suave el sabor, pero con salsa de soja o agridulce, por si queremos dar un toque oriental, también queda muy bien. Este plato se puede acompañar de unos rollitos de primavera o de samosas, que son mis preferidas y que compraba este verano en el mercadillo de Greenwich (en España no sé dónde las venderán). Estaban deliciosas y además, llevaban cebollita y zanahoria al curri en el relleno: ¡UNA EXPLOSIÓN DE SABOR!

Solo me falta una última idea: este plato es genial para llevar porque no necesita calentarse y si se prepara la tortilla esa misma mañana (y no hace mucho calor) no hay peligro ninguno con el huevo). Os lo digo por experiencia propia ya que en lo que a túpers se refiere tengo, bueno tenemos mi madre y yo, gran experiencia después de 3 años llevándomelo un par de días a la universidad. En mi opinión, es más sano y económico llevarte la comida de casa.

P.D: creo que en la próxima entrada os presentaré unos cupcakes de estilo propio, que espero me queden bien bonitos para enseñarlos, porque los que he hecho hasta ahora no estaban mal (bueno, de sabor, espectaculares) pero la imagen... ¡se podía mejorar!

Saludos y un beso!

viernes, 28 de octubre de 2011

Primera entrada y... un cous-cous "original".

Bien… ¿por dónde podría empezar? Supongo que lo mejor sería presentándome. O es posible que la mejor opción fuera presentar el blog… Sí, creo que me quedaré con la segunda e incluiré algo de la primera.

En primer lugar ha de decir que este blog surge porque me encanta cocinar. Y me diréis ¿de qué si no? Es lógico, pero antes también me gustaba mucho cocinar y no me atrevía a montar un blog porque pensaba que era difícil encontrar recetas que sean fáciles, dedicarle tiempo… pero la verdad es que el domingo pasado, mientras preparábamos unos canapés mi madre y yo me dije: ¿Por qué no? Hago, y hacemos, muchas recetas que son fáciles de preparar y que quedan muy “resultonas”, que están deliciosas y que el tiempo que inviertes en ellas compensa con creces ya que si lo compras es más caro y muchas veces no está tan sabroso. Así que al final me he decidido a montar este pequeño proyecto. Mi idea no es dar un listado de recetas que puedan salvaros la vida en cualquier momento –aunque yo juro y perjuro que me la han salvado en muchas ocasiones- sino más bien aportar algunas ideas (ya que todas son modificables) y devolver el favor a todos aquellos blogs que algún día me salvaron la vida a mí o me dieron la idea de hacer una fácil y exquisita receta en pocos minutos.

En segundo lugar, y voy terminando ya porque no me quiero extender, hago este blog en memoria de mi abuela porque cada vez que cojo un cazo, una sartén, su batidora… me acuerdo inevitablemente de ella, del olor a comida “rica” que hacía siempre su casa, de ella cocinando. Es un recuerdo que me encanta, cierro lo ojos y me acuerdo de cuando hacía magdalenas y el banco de la cocina se llenaba de ellas y su olorcito… y ¡cómo me las comía para merendar! Mi abuela, mi iaia como yo la llamaba siempre tenía alguna receta a mano: monas de pascua, pasteles, tartas, croquetas, guisos, patatas varias… y hay que decir que mi madre tampoco se queda corta, le gusta cocinar y también lo hace muy bien así que yo, por no romper la tradición y porque también me gusta, he decidido hacer mis pinitos en la cocina en versión 2.0.

Y bien… lo de caleidoscopios en la cocina ya lo explicaré más adelante, simplemente se debe porque igual me gusta el dulce que el salado, el chocolate que la coca de tomate.

Finalmente, me gustaría publicar ya la primera receta que es súper sencilla y que para aquellas y aquellos que como yo tengan que llevarse el túper muchos días se aguanta buenísima de un día para otro (¡yo diría que incluso está más buena!). Os presento mi receta de cous-cous original, y lo de original no viene ni por moderna ni por clásica, simplemente porque cada día la hago con lo que tengo y a veces quedan unos platos un tanto “originales”.

(la foto no es muy buena pero se aprecian bien casi todos los ingredientes)

INGREDIENTES (para 3 o 4 personas según el hambre que se tenga y si se quiere hacer como guarnición o como plato único)

  • 250 gr de cous-cous (la marca Gallo comercializa uno que se prepara muy fácil).
  • 250 ml de agua.
  • 1 cebolla mediana (si te gusta mucho ponla grande que está más bueno).
  • Un buen montón de pasas.
  • Sazonador de pollo
  • Canela
  • 3 o 4 brochetas de pollo (si es para plato único) o bien una pechuga de pollo grande a dados grandes.
  • Sal y aceite.

Hacerlo es muy sencillo, preparáis el cous-cous como indican las instrucciones del paquete (esto lo podéis hacer al principio y así se va haciendo para mezclarlo todo al final), aunque he de decir que yo una vez añado el agua ya no lo vuelvo a llevar al fuego, cuando está tierno le pongo la mantequilla y queda muy bien. A continuación, si vais a poner las brochetas (yo uso unas que llevan un poquito de pimiento que le da un sabor muy especial a la receta) las freís (y aquellas que quieran quitar calorías pueden hacerlas a la plancha) y apartáis, con ese mismo aceite se fríe la cebolla picadita muy, muy pequeña y cuando esté volvéis a añadir la carne, un buen puñado de pasas y ya solo queda añadir los sazonadores y la canela. Se añade el cous-cous, se le da un par de vueltas para que coja bien todos los sabores y ya tenemos el plato listo.

Espero que la receta os haya parecido tan fácil de preparar como a mí y, de verdad, recomiendo hacerla de un día para otro porque los sabores se concentran mucho mejor. Para aquellos que decidan hacerla para llevar no es necesario calentarla si lleva bastante rato fuera de la nevera porque templadito está también muy bueno.

¡Salud!