jueves, 2 de mayo de 2013

Pollo en salsa de nata y almendras

Estamos ya en mayo, y con ello me doy cuenta de que acabo de entrar en la recta final de mi carrera. Los pocos exámenes que me quedan están a la vuelta de la esquina, no queda nada para entregar el trabajo de fin de grado, y unos cuantos trabajitos más que por suerte son más breves porque si no... Mis niveles de estrés están por las nubes y no paro, pero intentaré seguir con el blog hasta finales de junio con la normalidad debida, aunque espero que me perdonéis si alguna semana no puedo publicar.

La verdad es que muchas veces lo que más pereza me da es el tema fotográfico, no porque no me guste, que bien que salgo los fines de semana a fotografías cosas, sino por el montaje que conlleva. Aunque cada vez disfruto más pensando cómo lo presentaría. Así que cuando monto el "equipo" pues intento aprovechar ese momento para fotografíar varios platos, aunque no siempre quedo al 100% satisfecha con los resultados. Estoy aprendiendo a usar mi cámara nueva,(que era una de mis ilusiones lo de tener una buena cámara y en diciembre me hice el ánimo aunque estaba muy contenta con la compacta porque tenía incluso modo manual, algo muy útil) y hago intentos. La foto de hoy es uno de esos intentos de los que no estoy del todo orgullosa pero que creo que en cierto modo sí que transmiten lo que es plato: se aprecian las texturas, el color, los ingredientes... y es que si no, no publicaría nunca, así que poco a poco iré aprendiendo un poquito más sobre cómo presentar y fotografiar los platos para que transmitan lo que yo quiero, al fin y al cabo la práctica hace al maestro. En este caso, lo de fotografiar salsas era nuevo para mí y no lo tenía muy claro... ya veréis como tengo otra salsa que presentaré a no muy tardar con una foto casi igual.  

Bueno, dejemos de lado mi vida bloguero-personal y hablemos del plato, que bien lo merece.

 
Con esta receta inauguro la sección dedicada al pollo en este recetario. Es una sección bastante amplia en nuestra cocina del día a día ya que es una carne es muy versátil y según la parte que escojamos podemos comer platos completamente diferentes: no es lo mismo un muslo de pollo al horno, que unas pechugas con nata... Y además es muy sano ¿qué más podemos pedir?
La receta que hoy os traigo está en mi casa desde que yo era pequeña, ya la preparaba mi abuela, ahora mi madre y en futuro supongo que seré yo la depositaria de esto que hoy quiero compartir con vosotros. Esta vez la preparamos juntas porque yo hay muchos platos de los que tengo la idea pero si no los preparo, no me quedo con los pasos y me daría mucha pena que algunas recetas se perdieran.

Es un plato sencillo de preparar y muy resultón, aunque en contra puedo decir que el aporte calórico es significativo, pero ya lo compensaré con otra receta de pollo muchísimo más ligera (como os digo, este tipo de preparaciones no faltan en mi casa). Puede acompañarse con unas patatas fritas cortadas a cubos grandecitos que quedan espectaculares al mojarse con la salsita. Es una receta ideal para preparar de un día para otro, que solo hay que calentar con cuidado en la misma cazuela a fuego no muy alto para que no se pegue. Solo puedo decir que a mí me encanta, ¡ah!, también añado que para llevar en el tuper aguanta muy bien, pero hay que intentar no sobrecalentarlo. De hecho yo me llevé una ración la semana pasada, con las patatitas y estaba para no dejar de mojar pan...
Y ya, dejando de lado las alabanzas al que es uno de mis platos preferidos, vamos con la receta.

INGREDIENTES:
  • Pollo
  • Aceite
  • Sal
  • Patatas para acompañar
Para la salsa:
  • 200 ml de nata para cocinar*
  • 15 o 20 almendras
  • 1 diente de ajo
  • Unas ramitas de perejil
  • 2 o 3 cucharadas de tomate frito (Solis o casero, cada uno ya a su gusto)

La PREPARACIÓN paso a paso
1. Salamos el pollo y lo freímos en una sartén hasta que esté bien doradito.
2. En el accesorio picador de la batidora, ponemos las almendras, el ajo pelado y el perejil y lo picamos bien. No queremos grandes trozos de almendra pero sí que se noten los cubitos. 
3. Retiramos una parte del aceite de freir el pollo, dejando solo un par de cucharadas, y sofreímos el picadillo anterior hasta dorar.
4. Añadimos la nata y el tomate frito y mezclamos bien. Dejamos que cueza un poco, salamos y añadimos el pollo. 
5. Aligeramos la salsa añadiendo un poco de agua. En este caso en proporción a la cantidad de pollo, añadimos alrededor de medio vaso de agua, pero esto, a gustos. 
6. Dejamos reducir y que hierva la nata unos minutos. 
7. Si decidimos acompañarlo con unas patatas, solo hay que cortar estas en "cubitos" de tamaño medio, freírlas y añadirlas a la salsa, dejando que den un hervor para que se queden un poco blanditas y cojan el sabor. 

NOTA: * podemos susituir la nata para cocinar por crema ligera (a mí me gusta mucho la de Puleva, con la que sustituyo la nata en casi todas las preparaciones), que le resta una cantidad considerable de calorías consiguiendo prácticamente idénticos resultados (casi me gusta más así que queda un pelín más ligero).


¡Salud y buen provecho!

Caleidoscópica

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