Hoy nace una nueva sección en el blog: Hoy cenamos en... (o desayunamos, comemos o lo que sea) en la que os cuento los lugares que voy probando, aquellos a los que vuelvo una y otra vez o simplemente son curiosos. Esta vez no os lo cuento sola, sino que tendré un colaborador que me ayuda con las críticas, las fotos y a dejar bien limpios los platos de los restaurantes... se trata de mi pareja, siempre dispuesto a probar nuevos lugares y a descubrir otras cocinas. Sin más dilación, os contamos la cena que disfrutamos en el restaurante Marinetta Mia.
Marinetta Mía
Para la celebración de mi cumpleaños
escogimos este restaurante italiano casi de casualidad. En principio
queríamos ir a otro sitio y, como coincidía con el fin de semana en
que se celebra San Valentín, estaba todo reservado. Tuvimos suerte,
en Marinetta tenían mesa, y la verdad es que quedamos muy
satisfechos con esta elección.
Situado en la Calle del Mar, una de
las callejuelas que desembocan en la céntrica Plaza de La Reina de
Valencia, este restaurante nos ofrece una gran variedad de comida
italiana, aunque con una carta reducida, que hemos leído que se
ajusta a la temporada.
El local nos recibe con un gran dibujo
en tiza con el mapa de Italia donde aparecen reflejadas las
procedencias de los diversos productos típicos. Justo debajo, una
selección de algunos de estos productos está expuesta al público.
La luz del local nos invita a sentirnos como en casa y a crear una
sensación de individualidad en cada mesa, a pesar de lo juntas que
están. Los camareros son muy atentos y amables y el servicio muy
bueno, preocupándose constantemente por nosotros y resolviendo
cualquier duda que nos surgió. La decoración se centra básicamente
en el uso de libros de cocina italiana y de productos, naturales y
artificiales, del país.
Aunque sabíamos el tipo de comida que
Marinetta Mia ofrece, nos costó un buen rato decidir cómo
preferíamos organizar el menú: si a base de antipasti, cuya
carta es muy amplia pues incluye ensaladas, además del habitual
carpaccio o caponata sicialiana, o bien una focaccia
para compartir y un plato de pasta o alguna de sus numerosas pizzas,
o incluso, alguna de sus tagliatas, cortes de carne de ternera
asados a la piedra, cuya pinta era muy apetecible cuando las vimos
desfilar hacia mesas contiguas.
Al final nos decantamos por una
selección de antipasti (caponata, carpaccio y flores de
calabacín rellenas), pizza a la crema de trufa negra, postre y un
magnífico cortado de tres colores.
En primer lugar,
una caponata siciliana que prácticamente se convirtió en la
estrella de la noche por su intenso sabor, en el que todos los
ingredientes combinaban a la perfección entre ellos, a partir de los
contrastes dulce y salado de sus componentes.
A continuación,
carpaccio de solomillo de ternera con aceite de oliva, limón, rúcula
y parmesano de 30 meses. Otro plato que no nos decepcionó: el
carpaccio tenía el grosor adecuado, el sabor era intenso y
complementaba bien al de la carne. La rúcula y el limón acaban de
redondear los sabores del plato.
El último
antipasti que nos sirvieron fueron las flores de calabacín
rellenas de mozzarela y anchoas. Frente a los anteriores este resultó
bastante decepcionante: mucho rebozado, del que podemos señalar que
estaba bueno, y poco relleno, lo que descompensaba el sabor, pues las
anchoas, que generalmente dominan sobre otros sabores, apenas se
percibían, y la mozzarela más bien escasa, dejando demasiado aire
en el interior de la flor.
En este momento,
cuando teníamos los tres antipasti sobre la mesa, nos dimos
cuenta de que las mesas era quizás un poco pequeñas, ya que no
cabía bien todo a la vez.
El plato
principal, fue una pizza para compartir de tamaño nada desdeñable
que cumple lo que promete, una masa fina y crujiente espectacular,
con muy buen sabor. Era una Valentina, cuyos ingredientes son
salchicha, cebolla y crema de trufa negra. Este último ingrediente
predominaba sobre el resto de sabores, por lo que si no os gusta en
exceso, es mejor que escojáis otra pizza entre la variedad que
ofrecen. La masa estaba buenísima: a lo largo de la carta, tanto en
pizza como focaccia presumen de que están elaboradas con masa madre
y de su gran calidad. Lo cierto es que no nos decepcionó.
El postre, una tarta de chocolate que
estaba buena pero no al nivel del resto de la cena, no destacaba en
ningún aspecto, a pesar de su buen sabor. La podéis pedir sin
problema, no es un mal postre y cabe aclarar que somos muy exigentes
con los dulces, en mi caso sobre todo con los de chocolate.
Después de estar viendo pasar
pequeños vasos tricolores durante toda la cena, preguntamos al
camarero qué tipos de café tenían y nos comentó que elaboraban un
cortado de tres colores, con una buena capa de espuma. No pudimos
resistirnos. Muy buen café.
Valoración general:
El sitio cumplió nuestras
expectativas y nos dejó muy buen sabor de boca. Repetiremos.
Nota:
8’5 /10
<(^_^<) ^(^_^)^ (>^_^)>
Precio medio:
15-20€ por persona.
Ubicación y página web:
Carrer del Mar, 3, València
Os animo a visitarlo y que nos dejéis vuestra opinión,
Caleidoscópica y Myrtaro.